¿Alguna vez has deseado encontrar un mundo pacífico en tu ajetreada vida para relajarte y tranquilizar tu mente? En Lijiang encontramos un lugar que nos permitió redefinir lo que es una vida verdaderamente relajante.
Un viaje accidental nos llevó a encontrarnos con la antigua ciudad de Baisha en Lijiang. Comparado con el bullicioso casco antiguo de Lijiang, este lugar es más tranquilo y relajado. Elegimos un pequeño hotel ubicado al pie de la montaña nevada del Dragón de Jade como lugar para hospedarnos. Solo hay un B&B y una pizzería. El propietario del patio, Aguai, es un mochilero que viajó por el sudeste asiático y lleva casi diez años instalado en esta antigua ciudad.
Al entrar al patio, un ambiente rústico te golpea la cara. El patio está lleno de una atmósfera de sol e historias, y el aura es muy cómoda. Por la noche, el viento en Lijiang es cortante, pero hay una estufa en la habitación. Aguai nos invitó a sentarnos alrededor del fuego para calentarnos, asando tofu y quiches, y disfrutamos de un momento de ocio y belleza mientras charlamos.
Durante nuestra estancia en Baisha, hicimos ejercicios matutinos frente a la Montaña Nevada del Dragón de Jade todas las mañanas, fuimos a las casas de nuevos amigos para comer y charlar, y por la noche dimos paseos por pueblos apartados lejos de los turistas. La vida aquí es sencilla y hermosa, haciéndonos sentir la tranquilidad y el confort que no habíamos visto en mucho tiempo.
Para explorar la aldea antigua de Baisha, más tranquila y sencilla, llegamos a la aldea Yuhu, al pie de la montaña nevada del Dragón de Jade. Aunque aquí se han iniciado muchas construcciones, todavía se pueden ver muchas casas de piedra. Los aldeanos son sencillos y entusiastas. Compramos brochetas de carne de yak y el jefe también nos dio algunas brochetas. Después de vagar por el pueblo, de repente empezó a nevar intensamente. Nos escondimos en un pequeño patio con forma de mochila escolar, pero no esperábamos que hubiera un salón de té adentro.
En los días de nieve, nos sentábamos alrededor del fuego, bebíamos té Pu'er y veíamos caer la nieve por todo el cielo. Los gatos y los cachorros holgazaneaban y dormían junto al fuego mientras charlábamos con un colega escritor. Ha escrito dos poemarios y una novela. Admiramos profundamente su actitud ante la vida alejada del bullicio y disfrutando de la tranquilidad.
En el pequeño patio de Lijiang encontramos el secreto de la vida relajada. No se trata sólo de una actitud de alejarse del bullicio y disfrutar de una vida tranquila, sino también de un retorno a la naturaleza y la autenticidad. Aquí aprendemos a dejar de lado las ocupaciones y la ansiedad y a sentir cada momento de la vida con el corazón. Este tipo de vida relajada nos hace apreciar más todo lo que tenemos frente a nosotros y también nos hace esperar más la vida futura.
En esta era acelerada, ¡busquemos juntos nuestra propia vida relajante! En un pequeño patio de Lijiang encontramos la respuesta. ¿Estás listo para partir?
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